¿Cómo escribir un ensayo literario? 7 pasos clave (con ejemplos)

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¿Cómo escribir un ensayo literario? Si estás sufriendo para hacer tu análisis literario, esta guía de 7 pasos con ejemplos te ayudará a lograrlo rápido y fácil.

ensayo literario

Cuando lees por placer, tu único objetivo es disfrutar. Es posible que leas para dejarte atrapar por una historia apasionante, para aprender sobre una época o un lugar interesantes, o simplemente para pasar el rato. Tal vez busques inspiración, orientación o una reflexión sobre tu propia vida. Hay tantas formas diferentes y válidas de leer un libro como libros hay en el mundo.

Sin embargo, cuando lees una obra literaria en una clase de literatura, se te pide que leas de una manera especial: se te pide que realices un análisis literario. Analizar algo significa dividirlo en partes más pequeñas y luego examinar cómo funcionan esas partes, tanto individualmente como en conjunto. El análisis literario implica examinar todas las partes de una novela, obra de teatro, cuento o poema -elementos como el personaje, el escenario, el tono y las imágenes- y pensar en cómo el autor utiliza esos elementos para crear determinados efectos.

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Un ensayo literario no es una reseña de un libro: no se te pregunta si te ha gustado o no el libro o si lo recomendarías a otro lector. Un ensayo literario tampoco es como el tipo de informe sobre un libro que escribías cuando eras más joven, en el que tu profesor quería que resumieras la acción del libro. Un ensayo literario de nivel secundario o universitario pregunta: “¿Cómo funciona realmente esta obra literaria?”. “¿Cómo hace lo que hace?” y “¿Por qué el autor pudo haber tomado las decisiones que tomó?”.

7 pasos para hacer un análisis crítico-literario

Nadie nace sabiendo cómo analizar la literatura; es una habilidad que se aprende y un proceso que se puede dominar. A medida que adquieras más práctica con este tipo de pensamiento y escritura, podrás elaborar el método que mejor te funcione. Pero hasta entonces, aquí tienes siete pasos básicos para escribir un ensayo literario bien construido.


1- Hacer preguntas

Cuando te asignan un ensayo literario en clase, tu profesor suele darte una lista de preguntas para escribir. ¡Qué suerte! Ahora sólo tienes que elegir uno. Hazte un favor y elige un tema que te interese. Lo pasarás mucho mejor (por no decir más fácil) si empiezas con algo en lo que disfrutas pensando. Sin embargo, si te piden que elijas un tema por ti mismo, puede que empieces a sentir un poco de pánico. Quizá tengas demasiadas ideas, o ninguna. No te preocupes. Respira hondo y empieza haciéndote estas preguntas:

¿Qué te ha llamado la atención?
¿Alguna imagen, frase o escena en particular ha permanecido en tu mente durante mucho tiempo? Si te fascinó, lo más probable es que puedas basarte en ella para escribir un ensayo fascinante.

¿Qué te confundió?
Tal vez te sorprendió ver a un personaje actuar de una manera determinada, o tal vez no entendiste por qué el libro terminó de la manera en que lo hizo. Los momentos confusos en una obra literaria son como un hilo suelto en un jersey: si tiras de él, puedes desenredarlo todo. Pregúntate por qué el autor decidió escribir sobre ese personaje o esa escena de la forma en que lo hizo y puede que descubras algunas ideas importantes sobre la obra en su conjunto.

¿Notaste algún patrón?
¿Hay una frase que el protagonista utiliza constantemente o una imagen que se repite a lo largo del libro? Si consigues averiguar cómo se entreteje ese patrón en la obra y cuál es su significado, ya tienes casi todo el ensayo preparado.

¿Notaste alguna contradicción o ironía?
Las grandes obras literarias son complejas; los grandes ensayos literarios reconocen y explican esas complejidades. Tal vez el título Días felices esté en total desacuerdo con el tema del libro (huérfanos hambrientos que mueren en el bosque). Tal vez el protagonista actúa de una manera con su familia y de otra completamente distinta con sus amigos y socios. Si puedes encontrar una forma de explicar los elementos contradictorios de una obra, tienes el germen de un gran ensayo.

Llegados a este punto, no es necesario que sepas exactamente lo que vas a decir sobre tu tema; sólo necesitas un lugar donde empezar tu exploración. Puedes ayudar a dirigir tu lectura y lluvia de ideas formulando tu tema como una pregunta, que luego intentarás responder en tu ensayo. Las mejores preguntas invitan a debates y discusiones críticas, no sólo a un refrito del resumen.

Recuerda que buscas algo que puedas probar o argumentar basándote en las pruebas que encuentres en el texto. Por último, recuerda tener en cuenta el alcance de tu pregunta: ¿es un tema que puedes abordar adecuadamente dentro del límite de palabras o páginas que te han dado? Por el contrario, ¿es un tema lo suficientemente amplio como para ocupar la extensión requerida?

Preguntas buenas

  • “¿Son los padres de Romeo y Julieta responsables de la muerte de sus hijos?”
  • “¿Por qué siguen apareciendo cerdos en El señor de las moscas?”
  • “¿Se parecen el Dr. Frankenstein y su monstruo? ¿En qué sentido?”

Preguntas malas

  • “¿Qué le ocurre a Scout en Matar a un ruiseñor?”
  • “¿Qué piensan los demás personajes de Julio César sobre César?”
  • “¿En qué me recuerda Hester Prynne en La letra escarlata a mi hermana?”.

2- Recoger pruebas

Una vez que sepas qué pregunta quieres responder, es el momento de buscar en el libro cosas que te ayuden a responder la pregunta. No te preocupes si aún no sabes lo que quieres decir; en este momento sólo estás recogiendo ideas y material y dejando que todo se filtre. Anota los pasajes, los símbolos, las imágenes o las escenas que tengan que ver con tu tema. Con el tiempo, empezarás a establecer conexiones entre estos ejemplos y surgirá tu tesis.

Aquí tienes un breve resumen de las distintas partes que componen todas y cada una de las obras literarias. Estos son los elementos que analizarás en tu ensayo y que ofrecerás como pruebas para apoyar tus argumentos. Para saber más sobre las partes de las obras literarias, consulta el Glosario de Términos Literarios que aparece al final de esta sección.

  • Elementos de la historia: Son los elementos de la obra: qué sucede, dónde sucede, cuándo sucede y a quién le sucede.
  • Trama: Todos los acontecimientos y acciones de la obra.
  • Personajes: son las personas dentro de la historia, lo que dicen ellos, lo que se dice de ellos (el narrador, otros personajes), lo que hacen o dejan de hacer son la clave para analizarlos.
  • Conflicto: La tensión central de la obra. En la mayoría de los casos, el protagonista quiere algo, mientras que fuerzas opuestas (antagonistas) obstaculizan el progreso del protagonista.
  • Escenario: Cuándo y dónde se desarrolla la obra. Los elementos del escenario incluyen la ubicación, el período de tiempo, la hora del día, el clima, la atmósfera social y las condiciones económicas.
  • Narrador: la persona que cuenta la historia. El narrador puede informar directamente de lo que ocurre, transmitir las opiniones y percepciones subjetivas de uno o varios personajes, o aportar comentarios y opiniones con tu propia voz.
  • Temas: Las ideas o mensajes principales de la obra, generalmente ideas abstractas sobre las personas, la sociedad o la vida en general. Una obra puede tener muchos temas, que pueden estar en tensión entre sí.
  • Elementos de estilo: Son los cómos: cómo hablan los personajes, cómo se construye la historia y cómo se utiliza el lenguaje a lo largo de la obra.
  • Estructura y organización: Cómo se ensamblan las partes de la obra. Algunas novelas se narran de forma lineal y cronológica, mientras que otras saltan en el tiempo. Algunas obras de teatro siguen una estructura tradicional de tres o cinco actos, mientras que otras son una serie de escenas poco conectadas. Algunos autores dejan deliberadamente lagunas en sus obras, dejando a los lectores la tarea de descifrar la información que falta. La estructura y la organización de una obra pueden decir mucho sobre el tipo de mensaje que quiere transmitir.
  • Punto de vista: Es la perspectiva desde la que se cuenta una historia. En el punto de vista en primera persona, el narrador se implica en la historia. (“Fui a la tienda”; “Vimos con horror cómo el pájaro se estrellaba contra la ventana”). Un narrador en primera persona suele ser el protagonista de la obra, pero no siempre. En el punto de vista en tercera persona, el narrador no participa en la historia. Un narrador en tercera persona puede seguir de cerca a un personaje concreto, contando sus pensamientos o experiencias, o puede ser lo que llamamos un narrador omnisciente. Los narradores omniscientes lo ven y lo saben todo: pueden ser testigos de cualquier acontecimiento en cualquier momento o lugar y están al tanto de los pensamientos y sentimientos internos de todos los personajes. Recuerda que el narrador y el autor no son lo mismo.
  • Dicción: Elección de palabras. El hecho de que un personaje utilice un lenguaje seco y clínico o una prosa florida con muchos signos de exclamación puede decir mucho sobre su actitud y personalidad.
  • Sintaxis: Orden de las palabras y construcción de las frases. La sintaxis es una parte crucial para establecer la voz narrativa de un autor. Ernest Hemingway, por ejemplo, es conocido por escribir con frases muy cortas y directas, mientras que James Joyce se caracteriza por escribir con líneas largas e increíblemente complicadas.
  • Tono: El estado de ánimo o la sensación del texto. La dicción y la sintaxis suelen contribuir al tono de una obra. Una novela escrita con frases cortas y sencillas puede resultar brusca, fría o impersonal.
  • Imágenes: Lenguaje que apela a los sentidos, representando cosas que se pueden ver, oler, oír, saborear o tocar.
  • Lenguaje figurado: Lenguaje que no debe interpretarse literalmente. Los tipos más comunes de lenguaje figurado son las metáforas y los símiles, que comparan dos cosas distintas para sugerir una similitud entre ellas; por ejemplo, “Todo el mundo es un escenario” o “La luna es como una bola de queso verde”. (Las metáforas dicen que una cosa es otra cosa; los símiles afirman que una cosa es como otra).

3- Construir una tesis

Cuando hayas examinado todas las pruebas que has recogido y sepas cómo quieres responder a la pregunta, es el momento de escribir el enunciado de la tesis. Una tesis es una afirmación sobre una obra literaria que debe apoyarse en pruebas y argumentos. El enunciado de la tesis es el corazón del ensayo literario, y la mayor parte de tu trabajo se dedicará a intentar demostrar esta afirmación. Una buena tesis debe ser:

  • DiscutibleEl Gran Gatsby describe la sociedad neoyorquina de los años 20″ no es una tesis, es un hecho.
  • Comprobable mediante pruebas textuales: “Hamlet es una obra confusa, pero al final muy bien escrita” es una tesis débil porque ofrece la opinión personal del escritor sobre el libro. Sí, es discutible, pero no es una afirmación que se pueda demostrar o apoyar con ejemplos tomados de la propia obra.
  • Sorprendente: “Tanto George como Lenny cambian mucho en De ratones y hombres” es una tesis débil porque es obvia. Una tesis realmente sólida defenderá una lectura del texto que no es inmediatamente evidente.
  • Específica: “El monstruo del Dr. Frankenstein nos dice mucho sobre la condición humana” es casi un enunciado de tesis realmente bueno, pero sigue siendo demasiado vago. ¿Qué quiere decir el escritor con “mucho”? ¿Cómo es que el monstruo nos dice tanto sobre la condición humana?

Buenos enunciados de tesis:

Pregunta: En Romeo y Julieta, ¿qué es más poderoso en la configuración de la historia de los amantes: el destino o la locura?

Tesis: “Aunque Shakespeare define a Romeo y Julieta como ‘amantes cruzados por las estrellas’ y las imágenes de estrellas y planetas aparecen a lo largo de la obra, un examen más detallado de esa imaginería celestial revela que las estrellas son meros testigos de las actividades insensatas de los personajes y no las causas en sí mismas.”

Pregunta: ¿Cómo funciona la campana de cristal como símbolo en La campana de cristal de Sylvia Plath?

Tesis: “Un frasco de campana es un vaso con forma de campana que tiene tres usos básicos: sostener un espécimen para su observación, contener gases y mantener el vacío. El tarro de campana aparece en cada una de estas capacidades en La campana de cristal, la novela semiautobiográfica de Plath, y cada aparición marca una etapa diferente en el colapso mental de Esther.”

Pregunta: ¿Sería Piggy en El Señor de las Moscas un buen líder de la isla si se le diera la oportunidad?

Tesis: “Aunque el inteligente, racional e innovador Cerdito tiene las características mentales de un buen líder, en última instancia carece de las habilidades sociales necesarias para ser uno eficaz. Golding enfatiza este punto dándole a Piggy un papel secundario en el carismático Jack, cuya personalidad magnética le permite captar y ejercer el poder con eficacia, aunque no siempre con sabiduría.”

análisis literario

4- Desarrollar y organizar los argumentos

Las razones y los ejemplos que apoyan tu tesis formarán los párrafos centrales de tu ensayo. Dado que no puedes escribir realmente tu declaración de tesis hasta que no sepas cómo vas a estructurar tu argumento, probablemente acabarás trabajando en los pasos 3 y 4 al mismo tiempo.

No hay un único método de argumentación que funcione en todos los contextos. Una pregunta de redacción puede pedirte que compares y contrastes a dos personajes, mientras que otra te pide que rastrees una imagen a través de una obra literaria determinada. Estas preguntas requieren diferentes tipos de respuestas y, por tanto, diferentes tipos de argumentos. A continuación, analizaremos tres tipos comunes de preguntas de ensayo y algunas estrategias para construir un caso sólido y bien argumentado.

Tipos de ensayos literarios

Comparación y contraste

Compara y contrasta los personajes de Huck y Jim en Las aventuras de Huckleberry Finn.

Es probable que hayas escrito este tipo de ensayo antes. En un contexto literario académico, organizarás tus argumentos de la misma manera que lo harías en cualquier otra clase. Puedes ir tema por tema o punto por punto. En el primer caso, hablarás primero de un personaje y luego del segundo. En el segundo, elegirás varios rasgos (actitud ante la vida, estatus social, imágenes y metáforas asociadas al personaje) y dedicarás un párrafo a cada uno.

Puedes utilizar una mezcla de estos dos enfoques; por ejemplo, puedes dedicar un párrafo a cada uno para esbozar a grandes rasgos las personalidades de Huck y Jim antes de pasar a uno o dos párrafos que describan algunos puntos clave de comparación. Ésta puede ser una estrategia muy eficaz si quiere presentar un argumento contraintuitivo: que, a pesar de parecer totalmente diferentes, los dos objetos que se comparan son en realidad similares en un aspecto muy importante (o viceversa). Recuerde que tu ensayo debe revelar algo nuevo o inesperado sobre el texto, así que piensa más allá de los paralelos y las diferencias obvias.

Rastreo

Elige una imagen -por ejemplo, pájaros, cuchillos u ojos- y traza esa imagen a lo largo de Macbeth.

Suena bastante fácil, ¿verdad? Todo lo que tienes que hacer es leer la obra, subrayar todas las apariciones de un cuchillo en Macbeth y luego enumerarlas en tu ensayo en el orden en que aparecen, ¿verdad? Bueno, no exactamente. Tu profesor no quiere un simple catálogo de ejemplos. Lo que quiere es que establezcas conexiones entre esos ejemplos; ésa es la diferencia entre resumir y analizar.

En el ejemplo de Macbeth anterior, piensa en los diferentes contextos en los que aparecen los cuchillos en la obra y con qué efecto. En Macbeth, hay cuchillos reales y cuchillos imaginarios; cuchillos que matan y cuchillos que simplemente amenazan. Clasifica tus ejemplos para darles un poco de orden. Por último, ten siempre presente el efecto global. Después de elegir y analizar tus ejemplos, deberías llegar a comprender mejor la obra, así como el papel de la imagen, el símbolo o la frase elegidos en el desarrollo de los principales temas y estrategias estilísticas de esa obra.

Debate

¿Es la sociedad representada en 1984 buena para sus ciudadanos?

En este tipo de ensayo, se te pide que debatas una cuestión moral, ética o estética relacionada con la obra. Puede que se te pida que juzgues a un personaje o grupo de personajes (“¿Es César responsable de su propia muerte?”) o a la propia obra (“¿Es Jane Eyre una novela feminista?”). Para este tipo de ensayo, hay que tener en cuenta dos puntos importantes. En primer lugar, no te limites a basar tus argumentos en tus sentimientos y reacciones personales. En todo ensayo literario se espera que leas y analices la obra, así que busca pruebas en el texto.

¿Qué dicen los personajes de 1984 sobre el gobierno de Oceanía? ¿Qué imágenes utiliza Orwell que puedan darte una pista sobre su actitud hacia el gobierno? Como en cualquier debate, también tienes que asegurarte de definir todos los términos necesarios antes de empezar a argumentar tu caso. ¿Qué significa ser una sociedad “buena”? ¿Qué hace que una novela sea “feminista”? Debes definir los términos desde el principio, en el primer párrafo después de la introducción.

En segundo lugar, recuerda que los ensayos literarios sólidos presentan argumentos contrarios y sorprendentes. Intenta pensar fuera de la caja. En el ejemplo de 1984, parece que la respuesta obvia sería que no, que la sociedad totalitaria descrita en la novela de Orwell no es buena para sus ciudadanos. ¿Pero puedes pensar en algún argumento para el lado opuesto? Incluso si tu afirmación final es que la novela describe una sociedad cruel, represiva y, por lo tanto, perjudicial, reconocer y responder al contraargumento reforzará tu argumento general.

5- Escribir la introducción

La introducción establece todo el ensayo. En ella se presenta el tema y se articulan las cuestiones y preguntas concretas que se van a tratar. También es el momento en que tú, como escritor, te presentes a sus lectores. Un ensayo literario persuasivo establece inmediatamente a su escritor como una figura con conocimientos y autoridad.

La longitud de la introducción puede variar en función de la longitud total del ensayo, pero en un ensayo tradicional de cinco párrafos no debería ser más larga que un párrafo. Sea cual sea su longitud, la introducción debe:

  • Proporcionar el contexto necesario: La introducción debe situar al lector y hacerle saber lo que puede esperar. ¿De qué libro hablas? ¿Qué personajes? ¿Qué tema va a tratar?
  • Responder a la pregunta “¿Y qué?: ¿Por qué es importante este tema y por qué es digna de mención su posición particular sobre el mismo? Lo ideal es que la introducción despierte el interés del lector sugiriendo que tu argumento es sorprendente o contrario a la intuición. Los ensayos literarios establecen conexiones inesperadas y revelan verdades poco evidentes.
  • Presentar tu tesis: Esto suele ocurrir al final o muy cerca del final de la introducción.
  • Indicar la forma del ensayo que viene: El lector debe terminar de leer la introducción con una buena idea del alcance de tu ensayo, así como del camino que seguirás para demostrar tu tesis. No es necesario que explique cada paso, pero sí que sugiera el patrón de organización que utilizará.

La introducción no debe:

  • Ser vaga: Tener cuidado con las dos palabras asesinas en el análisis literario: interesante e importante. Por supuesto que la obra, la pregunta o el ejemplo son interesantes e importantes, ¡por eso estás escribiendo sobre ellos!
  • Empezar con una afirmación grandiosa: Muchos estudiantes lectores creen que empezar sus ensayos con una afirmación extravagante como “Desde el principio de los tiempos, los escritores han estado fascinados con el tema del libre albedrío” les hace parecer importantes y dominantes. ¿Sabe qué? En realidad suena bastante amateur.
  • Elogiar a ultranza la obra: Otro error típico de los estudiantes que escriben es ensalzar la obra o el autor. No hace falta decirle a tu profesor que “Shakespeare es quizá el mejor escritor de la lengua inglesa”. Puedes mencionar la reputación de una obra de pasada -por ejemplo, refiriéndote a Las aventuras de Huckleberry Finn como “el clásico imperecedero de Mark Twain”- pero no te empeñes en mencionarla a menos que esa reputación sea clave para tu argumento.
  • Salirse del tema: Mantén tu introducción racionalizada y al grano. No sientas la necesidad de incluir todo tipo de detalles para impresionar a tu lector, simplemente ve al grano tan rápido como puedas, sin escatimar en ninguno de los pasos necesarios.

6- Escribir los párrafos del cuerpo

Una vez que hayas escrito la introducción, toma los argumentos que has desarrollado en el paso 4 y conviértelos en los párrafos del cuerpo. La organización de esta sección intermedia del ensayo vendrá determinada en gran medida por la estrategia argumentativa que utilices, pero independientemente de cómo organices tus pensamientos, los párrafos del cuerpo deben hacer lo siguiente:

  • Empezar con una frase temática fuerte: Las frases temáticas son como las señales de una autopista: indican al lector dónde está y adónde va. Una buena frase temática no sólo avisa al lector del tema que se va a tratar en el párrafo siguiente, sino que también le da una idea del argumento que se va a exponer sobre ese tema. “El rumor y el cotilleo juegan un papel importante en El Crisol” no es una frase temática sólida porque no nos dice mucho. “Los constantes cotilleos de la comunidad crean un ambiente que permite que florezcan las falsas acusaciones” es una oración temática mucho más fuerte, ya que no sólo nos dice de qué tratará el párrafo (los cotilleos), sino también cómo el párrafo tratará el tema (mostrando cómo los cotilleos crean una serie de condiciones que conducen a la acción culminante de la obra).
  • Desarrollar total y completamente una sola idea: No te saltes el párrafo ni intentes meter demasiado material. Los párrafos del cuerpo son como los ladrillos: cada uno de ellos debe ser fuerte y resistente o toda la estructura se derrumbará. Asegúrate de que has demostrado tu punto de vista antes de pasar al siguiente.
  • Utilizar las transiciones con eficacia: Los buenos escritores de ensayos literarios saben que cada párrafo debe estar clara y fuertemente vinculado al material que lo rodea. Piensa en cada párrafo como una respuesta al que le precede. Utiliza palabras y frases de transición como sin embargo, similarmente, por el contrario, por lo tanto, y además para indicar qué tipo de respuesta estás dando.

7- Escribir la conclusión

De la misma manera que utilizaste la introducción para que tus lectores se familiarizaran con el tema antes de exponer tu tesis, utilizarás la conclusión para resumir rápidamente los aspectos específicos aprendidos hasta el momento y luego insinuar las implicaciones más amplias de tu tema. Una buena conclusión:

  • Hacer algo más que reafirmar la tesis: Si tu tesis argumenta que El guardián entre el centeno puede leerse como una alegoría cristiana, no termines tu ensayo simplemente diciendo: “Y por eso El guardián entre el centeno puede leerse como una alegoría cristiana”. Si has construido bien tus argumentos, este tipo de afirmación será simplemente redundante.
  • Sintetizar los argumentos, no los resumas: Del mismo modo, no repitas los detalles de los párrafos del cuerpo en tu conclusión. El lector ya ha leído tu ensayo y lo más probable es que no sea tan largo como para que haya olvidado todos tus puntos.
  • Volver a plantear la pregunta “¿Y qué?: En la introducción, has argumentado por qué tu tema y tu posición son importantes. Deberías cerrar tu ensayo con el mismo gesto. ¿Qué saben ahora tus lectores que no sabían antes? ¿Cómo les ayudará ese conocimiento a apreciar o entender mejor la obra en general?
  • Pasar de lo específico a lo general: Lo más probable es que tu ensayo haya tratado un elemento muy específico de la obra: un solo personaje, un pequeño conjunto de imágenes o un pasaje concreto. En tu conclusión, intenta mostrar cómo esta estrecha discusión tiene implicaciones más amplias para la obra en general. Si tu ensayo sobre Matar a un ruiseñor (mira esta reseña de la obra) se centró en el personaje de Boo Radley, por ejemplo, podría incluir en tu conclusión un poco sobre cómo encaja en el mensaje más amplio de la novela sobre la infancia, la inocencia o la vida familiar.
  • Mantener la relevancia: La conclusión debe sugerir nuevas direcciones de pensamiento, pero no debe tratarse como una oportunidad para rellenar el ensayo con todas las ideas adicionales e interesantes que se te ocurrieron durante las sesiones de lluvia de ideas pero que no pudieron encajar en el ensayo propiamente dicho. No intentes introducir preguntas no relacionadas o demasiados pensamientos abstractos.
  • Evita hacer declaraciones finales exageradas: La conclusión debe abrir el debate muy específico y centrado, pero debe hacerlo sin extraer una lección general sobre la vida o la naturaleza humana. Hacer este tipo de observaciones puede ser parte del objetivo de la lectura, pero casi siempre es un error en los ensayos, donde estas observaciones tienden a sonar demasiado dramáticas o simplemente tontas.

Esperamos que esta guía para escribir un análisis literario te haya sido útil y puedas hacer tus ensayos de la mejor manera. ¡Cuéntanos en los comentarios qué libro estás analizando!

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