Rebeca: 10 datos curiosos sobre la novela inmortal de Daphne du Maurier

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Rebeca de Daphne du Maurier es una novela de terror que ha cautivado a tantos lectores en las últimas décadas y que, sin duda, se ha convertido en uno de los libros clásicos del siglo XX. Pero ¿conocías estos datos curiosos?

Datos curiosos Rebeca Daphne du Maurier

Rebeca de Daphne du Maurier, publicada en 1938, es una novela de terror que ha cautivado a tantos lectores en las últimas décadas y que, sin duda, se ha convertido en uno de los libros clásicos del siglo XX.

Su primera frase se ha posicionado como una de las más recordadas de la literatura: «Anoche soñé que volvía a Manderley»

Pero… ¿de qué trata Rebeca de Daphne du Maurier?

Este thriller gótico narra la historia de una joven que se enamora perdidamente de un viudo adinerado. Al irse a vivir con él a su mansión se ve acosada por los recuerdos de su primera esposa, Rebeca.

Si quieres conocer más curiosidades sobre este thriller gótico clásico de la literatura, no te pierdas estos 10 datos que quizás no sabías de Rebeca.

10 datos Rebeca de Dahpne du Maurier

No es sorpresa que un autor tome elementos reales de su vida para crear una ficción. Y de esta regla no escapa a Daphne du Maurier y su Rebeca.

Durante los cinco años previos a la escritura de Rebeca, Daphne du Maurier jugó con la idea de escribir una novela que explorara el tema de los celos. Ella misma había estado lidiando con sus propios celos hacia Jan Ricardo, la primera prometida de su marido. Según el hijo de du Maurier, su madre había encontrado algunas cartas de Ricardo, firmadas con una R grande y elegante, un detalle que se coló en Rebeca.

Además, la misteriosa mansión en la famosa frase inicial de la novela, «Anoche soñé que volvía a Manderley», se inspiró en parte en Milton Hall, una finca cerca de Cambridge en la que du Maurier pasó parte de su infancia. Cuando escribió Rebeca casi 20 años después, du Maurier le dijo al propietario de Milton Hall que se había basado en sus recuerdos de la «sensación de gran casa» de Milton para describir los interiores de Manderley.

La otra finca que du Maurier tenía en mente al imaginar Manderley era la finca Menabilly en Fowey, Cornualles. Du Maurier se enamoró de la casa cuando tenía 21 años. Cinco años después de la publicación de Rebeca, convenció a sus propietarios para que le alquilaran la casa. Du Maurier se vio obligada a mudarse de Menabilly en 1969 por ardientes razones, parecidas a las de la novela.

 Milton Hall, mansión que inspiró la de Rebeca.

Du Maurier comenzó a escribir Rebeca en Alejandría, Egipto, donde fue enviada con su marido, un oficial del ejército británico. Fue allí donde du Maurier esbozó la trama de la novela y comenzó a escribirla.

Pero, nerviosa por el entorno desconocido, sufrió un grave bloqueo creativo. Le escribió a su editor: «Las primeras 15.000 palabras las rompí disgustada y este aborto literario me ha deprimido bastante». Fueron cerca de 50 páginas descartadas.

Algo curioso del primer borrador de la novela es que Maxim, el protagonista esposo de Rebeca, se llamaba Henry, pero du Maurier cambió el nombre porque «le sonaba tonto».

Daphne du Maurier (13 de mayo de 1907 – 19 de abril de 1989)

Una vez superados los primeros retos de la escritura, du Maurier escribió rápidamente y completó el manuscrito de Rebeca en cuatro meses. ¿Su secreto? Organizarse para pasar tiempo lejos de sus hijos.

«No soy una de esas madres que viven para tener a sus mocosos con ellas todo el tiempo», escribió Du Maurier más tarde. La autora tenía tan solo 31 años cuando escribió la novela que la llevaría a la fama.

El editor de Du Maurier, Victor Gollancz, encargó una primera tirada de 20.000 ejemplares. En el primer mes se vendieron el doble.

A pesar de disfrutar de ventas monumentales y popularidad entre el público, Rebeca no fue bien recibida por las élites literarias. El Times Literary Supplement la calificó como «una historia vulgar con un final mediocre», y el crítico V. S. Pritchett dijo «here today, gone tomorrow» sugiriendo que se olvidaría rápido. Pero se equivocó.

Entre 1938 y 1965 se habían vendido 2.8 millones de copias y la novela nunca ha dejado de reeditarse. A lo largo de las décadas ha seguido vendiendo y se ha traducido a decenas de idiomas.

En 2017, los lectores ingleses votaron Rebeca como su libro favorito de los últimos 225 años, superando a Charles Dickens, Jane Austen, George Orwell y las hermanas Brontë.

Los críticos brasileños llevan mucho tiempo argumentando que du Maurier plagió Rebeca del libro de 1934 de la autora brasileña Carolina Nabuco, La sucesora. Aunque las dos novelas comparten similitudes sorprendentes en la trama, las acusaciones nunca se han demostrado de ninguna manera.

Du Maurier también se enfrentó a una demanda en 1947 por presuntamente plagiar la novela Blind Windows y el relato corto «I Planned to Murder my Husband» (Planeé asesinar a mi marido), de Edwina DeVin McDonald. Du Maurier negó todas las acusaciones.

Más allá de las dos acusaciones de plagio, es interesante ver las similitudes que tiene la vida y obra de Daphne du Maurier con otra obra de otra importante escritora inglesa: Jane Eyre de Charlotte Brontë.

Empecemos con su vida, sobre todo con respecto a sus hermanas. Al igual que las Brontë, las hermanas du Maurier seguirían sus propias carreras artísticas: Daphne y su hermana mayor Angela se convirtieron en escritoras (aunque Daphne era sin duda más talentosa y exitosa), y su hermana menor Jeanne se convirtió en pintora.

Pasemos ahora a la obra: a lo largo de los años, muchos han señalado que la trama de Rebeca se basa en gran medida en la novela Jane Eyre, de Charlotte Brontë, publicada en 1847. ¿Una joven inocente e ingenua? Confirmado. ¿Un hombre mayor gruñón? Confirmado. Confirmado. ¿Una exmujer problemática que persigue al personaje principal? Confirmado. Las similitudes son innegables, y parece más que probable que haya elementos del personaje de Bertha Mason de Brontë en Rebeca.

Inicialmente comercializada como una novela romántica en la que Rebeca es la esposa malvada y amenazante, las interpretaciones feministas de la novela de du Maurier ahora la ven como una crítica a las dinámicas de poder entre géneros y al miedo de una sociedad sexista hacia las mujeres poderosas.

Algunas críticas feministas sugieren que du Maurier pretendía que Maxim de Winter fuera el verdadero villano: el marido controlador con actitudes sospechosas y que le pide matrimonio a su nueva esposa con la propuesta menos romántica posible: «Te pido que te cases conmigo, tonta».

Durante la Segunda Guerra Mundial, se descubrió una copia de Rebeca entre las pertenencias de dos espías alemanes capturados aunque ninguno de los dos alemanes sabía hablar ni leer una sola palabra de inglés.

Intrigados, los oficiales de inteligencia británicos averiguaron que esta copia de Rebeca era una de las cinco que había comprado en marzo de 1942 el agregado militar alemán en Portugal. Información adicional reveló que Rebeca era el libro de códigos de un agente alemán que probablemente ya se encontraba en Egipto. Los británicos siguieron esta pista, interceptaron varias transmisiones en código Morse de Eppler. En julio de 1942 capturaron a Eppler, Sandstetter y Fahmi.

Esta historia fue posteriormente novelada en la obra de Ken Follett La clave está en Rebeca.

Rebeca, que da nombre a la novela, ya ha fallecido cuando comienza la historia, pero cobra vida a través de las impresiones y recuerdos que otros personajes tienen de ella y de su presencia persistente en la finca de Maxim de Winter, Manderley, a través de su aroma, su letra en los libros y la ropa cuidadosamente conservada que permanece en su armario. Principalmente, la vemos a través de los ojos de la nueva señora de Winter, la «heroína» de la novela que, paradójicamente, permanece sin nombre.

Esta elección ha intrigado a muchos fans del libro, incluida Agatha Christie, quien le escribió a Daphne preguntándole por qué la narradora no tenía nombre. Pero no solo eso es interesante de la señora de Winter.

Algunos críticos se han preguntado hasta qué punto el personaje de la segunda señora de Winter estaba influenciado por la complicada y fluida sexualidad de la autora. Como señala Margaret Forster en su biografía de 1993, du Maurier no creía que su deseo por las mujeres la convirtiera en lesbiana. La palabra «transgénero» aún no se utilizaba de forma habitual por entonces, pero la autora se veía a sí misma como una mujer por fuera «con la mente y el corazón de un chico».

En la novela, la narradora se presenta a sí misma como un personaje andrógino, amiga y compañera de Maxim, «una especie de chico», y se obsesiona con la ausencia física de Rebeca, con cómo llevaba el abrigo, el color de su pintalabios, su aroma «como pétalos de azaleas aplastados».

Rebeca ha sido adaptada al cine en varias ocasiones, pero la más conocida es la película homónima de Hitchcock de 1940 con la que el director ganó el Óscar en 1941. También ha sido adaptada a la televisión en varias ocasiones, como obra de teatro radiofónica y como ópera.

Existe también una secuela literaria de Susan Hill titulada Mrs. de Winter, publicada en 1993.

Otra inspiración curiosa es que el nieto de Daphne du Maurier, Ned du Maurier Browning, es un fabricante de relojes de lujo. Su empresa se llama, como era de esperar, Du Maurier Watches. Entre los modelos de relojes se incluyen el «Maxim» para hombre y el «Rebecca» para mujer. Ned explicó en una entrevista por qué se eligieron los nombres de estos personajes: «Hemos tomado todo lo que sabemos sobre ellos y hemos creado una historia de fondo. Es casi como tomar una foto de Maxim y representarla en un reloj.»

Reloj «Rebeca» de la marca du Maurier
¿Conocías estos datos curiosos de Rebeca de Daphne du Maurier?

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